La lixiviación clorurada se ha consolidado como una técnica eficiente para la recuperación de cobre desde sulfuros de baja ley, como la calcopirita. A diferencia de la lixiviación sulfúrica convencional, que presenta baja reactividad en estos minerales, el uso de cloruros mejora la cinética del proceso y permite operar a menores temperaturas y presiones.
El proceso se basa en la utilización de cloruro de sodio (NaCl) y ácido clorhídrico (HCl) como agentes lixiviantes, bajo condiciones controladas de pH y potencial redox. Esto permite disolver el cobre sin necesidad de tratamientos térmicos extremos o autoclaves, lo que reduce los costos operativos.
Estudios experimentales muestran recuperaciones de cobre superiores al 80 %, incluso en minerales con leyes por debajo del 0,3 %. Esta técnica también permite tratar minerales presentes en botaderos o stocks considerados económicamente inviables hasta ahora, extendiendo la vida útil de los yacimientos.
La lixiviación clorurada se puede implementar en plantas existentes con modificaciones menores y permite recircular soluciones, reduciendo el uso de agua y la generación de residuos líquidos. Su implementación requiere pilotaje técnico, modelación y validación experimental.