En minería, el control de aguas subterráneas es esencial para asegurar la estabilidad geotécnica, la seguridad de las operaciones y el rendimiento de las infraestructuras. Una de las herramientas más eficaces para esta tarea es la modelación hidráulica de drenajes profundos, que permite anticipar el comportamiento del acuífero, planificar extracciones y diseñar sistemas de drenaje con base científica.
La modelación hidráulica se basa en la representación matemática tridimensional del flujo de agua en medios porosos, utilizando datos como la permeabilidad de las formaciones, niveles freáticos históricos, gradientes hidráulicos y tasas de recarga. Herramientas como MODFLOW y FEFLOW permiten simular distintos escenarios operacionales y evaluar su impacto sobre el sistema acuífero.
Una de las principales aplicaciones es la planificación de pozos profundos de bombeo (dewatering) y pozos de inyección. Con la modelación se puede determinar la profundidad, espaciamiento y caudal óptimo de cada pozo, así como prever zonas de interferencia o sobreexplotación. Estos modelos también son esenciales para evaluar los efectos a largo plazo del bombeo sobre la subsidencia del terreno o la calidad del agua.
Durante la operación minera, los modelos se actualizan con datos de campo como niveles piezométricos, caudales reales y conductividades hidráulicas medidas. Esto permite recalibrar el modelo, mejorar su precisión y tomar decisiones informadas en tiempo real. El uso de sensores remotos, sistemas SCADA e integración de datos vía IoT complementa el modelo con monitoreo continuo.
Además de su utilidad operativa, la modelación hidráulica es una herramienta clave en procesos de evaluación ambiental, diseño de infraestructura y cierre de faenas. Permite cumplir con la normativa, minimizar impactos y optimizar el uso de recursos hídricos en cada etapa del proyecto.